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La violencia contra la mujer, ¿Cómo afecta al sistema nervioso de las víctimas?

14 Marzo, 2023
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Dra. Pilar Pozo García

Neurólogo – Docente de la Escuela de Posgrado Norbert Wiener

Resúmen curricular

La Organización de las Naciones Unidas (ONU), define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”1

En 2005 la OMS realizó un estudio en varios países, entre ellos el Perú donde se midió la violencia física, psicológica y sexual. A nivel global, los porcentajes de mujeres que habían sufrido violencia física y/o sexual  estaban entre 24% y 53%. El mayor número de mujeres agredidas fueron en los entornos rurales de Etiopía (71%),  Perú (69%) y Bangladesh (62%)2.

Dichas cifras en nuestro país han ido aumentando, según los resultados del INEI en 2018  el 63,2% de mujeres de 15-49 años sufrieron algún tipo de violencia infligida por la pareja en algún momento de su vida3. Durante la pandemia, debido al aislamiento, las mujeres han estado más expuestas, de tal manera que al inicio de la pandemia la Defensoría del Pueblo reporta: 202 casos de mujeres adultas y 355 de menores de edad reportadas como desaparecidas y se han recibido 39,226 llamadas a la Línea 100 por violencia familiar4.  Durante el primer trimestre del año 2021 el MIMP reporta que se atendieron 79 800 casos por violencia contra la mujer, de los cuales el 25 % fueron niñas y adolescentes5.

Frente al terrible incremento de casos, la pregunta que surge es ¿qué consecuencias tienen las víctimas? ¿hay consecuencias en su salud mental? . La violencia contra la mujer tiene muchos efectos sobre la salud, desde lesiones físicas menores hasta traumatismos que pueden resultar en la muerte. Los trastornos psicológicos también pueden provocar efectos graves, como ansiedad, trastorno de estrés postraumático (TEPT), depresión y consumo de sustancias.

La violencia infligida por la pareja es una de las formas más prevalentes de violencia contra la mujer a nivel mundial. Y, debido a que es una situación recurrente por la convivencia con la pareja y muy estresante y traumática para las víctimas, tienen un riesgo alto de presentar alteración del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA), así como síntomas de ansiedad y depresión6. El Eje HHA es un conjunto de interacciones entre el hipotálamo e hipófisis con la glándula suprarrenal quien finalmente, bajo efecto de las dos anteriores, produce el cortisol. Este eje es una parte esencial del sistema neuroendocrino, controla reacciones al estrés y regula procesos como las emociones, conducta sexual y el metabolismo7.

Varios estudios han observado que las mujeres con TEPT tienen mayor elevación de cortisol al despertar8,9.Por esta razón investigadores en México midieron los niveles matutinos de cortisol en grupos de mujeres con antecedentes de violencia infligida por la pareja vs mujeres con similares características pero sin dicho antecedente; encontrando que el primer grupo tenía síntomas severos de ansiedad y depresión, acompañados de pensamientos suicidas, y además exhibieron una marcada elevación de cortisol al despertar6.  De igual forma, un grupo de investigadores en España, recopilaron resultados de investigaciones sobre estudios con neuroimágenes en mujeres que habían sufrido violencia infligida por la pareja; y encontraron que había alteraciones cerebrales relacionadas a cambios volumétricos globales en las víctimas que tenían TEPT. Estos hallazgos podrían explicar la irritabilidad, dependencia emocional, ansiedad, depresión e ideación suicida10.

La violencia contra la mujer es un grave problema de salud pública pues los efectos psicológicos de la violencia son de largo alcance. Es imperativo que se sumen esfuerzos a nivel de los gobiernos y la sociedad civil para hacer cambios necesarios en las políticas públicas a fin de erradicar aquellos factores de desigualdad de género que acompañan estas conductas.